viernes, 30 de julio de 2010

Una tarde por Brujas















































































Tomé el tren en la estación Brusseles Nord. Tardó una hora en llegar a Brujas, antes hizo una parada en Gantes. Pedí un mapa en la oficina de información y entré al centro histórico de la ciudad. Un hombre tocaba el arpa a la vera del canal. Atrás había una casa tipo castillo; el tipo eligió bien el lugar para tocar…toda una foto. Entré en el Begijnhof, que en español está traducido como Beaterio. Yo no entendí bien qué era. Será un lugar de estudio de canonización, beatos, no lo sé; lo que sí sé, es que pedían silencio en todos los carteles, por lo que debe ser algo religioso. Además había una capilla adentro del predio. Pasé por la iglesia de Notre-Dame. Por Rozenhoedkaai, que es el lugar más fotografiado de Brujas según las indicaciones del mapa. Por las calles de Brujas se puede dar un paseo en sulky. Mientras caminaba por las calles vi varias veces los mismos conductores con los mismos clientes, pues es tan chico Brujas que te los cruzás más de una vez. En el camino encontré un espacio cerrado con gente participando de distintos juegos. Parecía como una kermés de la escuela. Un nenito usaba la camiseta argentina de Messi. La plaza Burge queda más en el centro. En ella se encuentran algunos edificios viejos y el ayuntamiento. Lo curioso es que también se encuentra una iglesia, muy antigua y bizantina, donde se conserva la sangre de Jesús. Yo dije, guau. Vamos a ver como es el esquema. Subís unas escaleras y llegás a la iglesia…yo no entendía como funcionaba. Se escuchaba la voz de una señora que decía una oración. La gente hacía cola como para ir a comulgar. De repente veo que dice Museo del Tesoro, entonces me dije, aquí está guardado. Para entrar había que pagar 1,5 euros. Claro dije yo, acá viene la parte comercial. Dí una vuelta ligera por el museo, pero no vi nada. Entonces le pregunté a la señora de la entrada si allí se encontraba el tubito con la sangre de Jesús, a lo que me respondió que no, que se encontraba en la iglesia y que la gente hacía fila paro verlo. Ahí me di cuenta que la fila no era para la comunión, sino que era para efectivamente ver la sangre. Hice la fila, mientras esperaba presté atención a lo que decía la voz en los parlantes, y resultó ser que predicaba lo mismo en diferentes idiomas lo que en español sigue así: usted está visitando el templo de la sangre sagrada, bla bla bla, su donación nos ayuda a mantener el lugar. Muchas gracias. De fondo una música de coro de iglesia, con voces agudas y más graves en combinación resonando en escaleras hacia arriba y hacia abajo. Algunos dejaban contribuciones, otros no. Yo ya había contribuido inútilmente con el museo que nadie visitaba. Ya me daba por colaborado. Mientras llegaba mi turno miraba a las personas que se presentaban frente a la sagrada sangre. Tocaban el tubo, rezaban una oración y seguían camino. Algunas más tiempo otras menos. Algunos inventaban una nueva manera de hacerse la señal de la cruz. Después de cinco minutos volvía a escucharse en castellano sobre la donación. Llegó mi turno. Me encontré con un tubo de vidrio grueso sobre una base con pie de bronce, un pedazo de algo, que parecía ser una piedra alargada con una mancha difusa color sangre. Lo miré lo miré lo miré, puse la mano encima y seguí. En otra plaza contigua, la más grande de Brujas que es el Markt o Plaza Mayor, funciona un museo en uno de los edificios más emblemáticos. Resulta que hay una pintura en la entrada que todo el mundo puede ver y a la izquierda las cajas para la adquisición de entradas. No está muy claro, es un poco confuso, y quien se hace el vivo, podría entrar sin pagar. Esa fue la proposición de una pareja de turistas, que miraron para los dos lados, entendieron la situación tal cual la entendí yo, pero enseguida se hicieron lo que no entendían como era, y se hicieron los tontos para pasar sin pagar. Si ustedes hubiesen visto como se comportaron, los movimientos de las cabezas, mirar para ver si los veían, hacerse los que miraban algún cuadro y luego miraban para la caja...hasta que zas, se metieron; una risa. Por último fui al antiguo barrio de los gremios donde hay un puente de piedras. A la vuelta comí a la luz del sol en el Markt, una sopa de vegetales y conejo con una salsa de cerveza y frutos dulce acompañado por bastoncitos de puré de papa. En una placita de una esquina se escuchaba músico y había gente alrededor. Se trataba de una muestra de danza belga debería ser. Los chicos con banderas y las chicas con pañuelos. Muy divertido. Después compré unos chocolates en una casa y me los fui comiendo camino a la estación de tren. Saqué las últimas fotos desde el puente mirando a la misma casa que había elegido el señor del arpa, un bosque de árboles, y el canal con el parque a su costado. Qué lindo día en Brujas. Mañana Amsterdam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario