Fue largo y cansador el viaje desde Agrigento a Atenas. No encontré ferry que me llevara desde Sicilia. Tome el tren hasta Palermo, allí un avión hacia Roma y luego otro que me llevara a Atenas. Llegué a la medianoche y tomé el bus para llegar al hostel. Me fui a dormir temprano para poder vivir la mañana del martes. Fui a la Acrópolis. No entré en el nuevo museo. Caminé sobre el monte y las ruinas de lo que fue el inicio de la organización democrática. Las columnas están diseñadas a la perfección. A veces cuesta creer como tanto tiempo atrás, no existiendo las facilidades de hoy, podías crear, construir y levantar tantas construcciones y tan perfectas. Luego caminé por Plaka y comí en la terraza de un restaurant. A la tarde me fui a Chalkida a lo de mi amigo Iason. Con el auto llegamos a unas playas que quedan a una hora de la ciudad, allí tras las montañas sobre el mar Egeo. El agua del mar es increíble, transparente y cálida. Ya era un poco tarde y el sol se estaba escondiendo. Dentro del mar estaba más cálido que afuera. A la noche comimos carnes especiadas al lado del puerto y luego tomamos unos mojitos hasta que tomé el tren para volver a Atenas. Al otro día viajé en ferry a Mykonos. Llegué a la noche y me hospedé en la playa Santo Stéfano. La vista desde mi cuarto es increíble. El atardecer en la terraza es imperdible. A la noche comí en la ciudad y luego tomé unas cervezas en unos pubs. El viernes me levanté al mediodía y me decidí ir a la playa en el scooter que alquilé en el mismo hotel. A las 5 cuadras, bajando, antes de tomar la ruta principal perdí el control y caí al asfalto. Nada grave aunque el incidente me costó tres puntos en el mentón y dos raspones en el pie. Luego de ser atendido en el hospital volví al hotel y me acosté a dormir. Necesitaba relajarme y descansar. Desperté al otro día a la mañana. Devolví el scooter y fui hacia el centro a comer. Luego a la playa a ver el mar y tomar un poco de sol, al menos quería aprovechar el día de playa. Tomé un taxi hasta Elya. Me encontré casualmente a Lucca. Compartimos el día charlando y tomando unas cervezas. Vimos la puesta del sol en el hotel Elyseos tomando un frozen margarita. Más cervezas en los pubs al lado del mar. El domingo tomé el ferry de vuelta a Atenas ya que el lunes a la tarde volvía a Barcelona.
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