Un poco más de dos horas tardó el tren de Venecia a Florencia. Llegué a la ciudad el domingo y como los lunes los museos están cerrados aproveché para visitarlos. Primero fui a ver el David de Miguel Ángel en la galería de la Academia. Impresionante los detalles tallados en mármol del coloso David. Las venas, los dedos, las uñas, la fisonomía del cuerpo. En la galería hay también otras esculturas no concluidas de Miguel Ángel. De allí me fui a la Galerías Uffizi pasando antes por una pizzería. Entre museo y museo llamé al nano porque era su cumpleaños. Hice casi dos horas de fila para entrar al museo, pero valió la pena. En él se pueden ver cuadros de Rembrandt, Miguel Ángel, Da Vinci y Botticelli entre otros. Es el museo más antiguo del mundo. Para mi gusto está un poco descuidado. La vista del Ponte Vecchio que hay desde una de las ventanas es fabulosa. Después entré solo al hall del museo del Palazzo Vecchio. Las callecitas de Florencia son muy lindas, todas de tonalidad arena. Al otro día comencé la visita por el mercado central. Tomé un café y comí una sfogliatella con crema. Luego entré al Duomo y seguido a ello pasé por la casa donde nació Dante. Un poco más adelante está la casa donde vivió Miguel Ángel. Pasé por la iglesia Santa Croce y luego tomé la calle que bordea el río Arno. Comí una ensalada capresse en un barcito y luego crucé el Ponte Vecchio, único puente que sobrevivió a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. En el puente hay varios negocios de venta de joyería. Subí a la piazza Michelángelo desde donde se puede ver toda la ciudad desde lo alto. Bajando encontré una playita paupérrima donde los fiorentinos van a tomar sol. Después de una siesta reparadora salí a comer a una trattoria. Florencia de noche iluminada es preciosa. No había llevado la máquina de fotos por lo que no pude registrar esos momentos.
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