Llegué a Bérgamo y tome un bus que me llevó hasta Milano. Sólo me quedé en la ciudad un par de horas, las suficientes como para ir hasta el Duomo. No me dejaron entrar con la valija, obvio, así que fui hasta la oficina de turismo y le pedí a un empleado si podía dejarla allí por unos minutos. Al principio me dijo que no pero luejo aflojó…uno ya se siente en Italia. La iglesia es enorme, gótica, llama mucho la atención. Caminé luego hasta Santa Maria delle Grazie para ver si podía ver la última cena de Leonardo da Vinci, pero no fue posible ya que hay que reservar con anticipación. Volví a la estación de tren y tomé el tren a Venecia. Llegué a Santa Lucía por la tarde. Descansé y salí a caminar por la ciudad de noche luego de comer unos spaghettis a la bolognesa. El sábado me levanté temprano y me dirigí a la Piazza San Marcos. Venecia es chica casi ni es necesario el mapa, ya que en las esquinas de casi todas las calles hay carteles que te indican para dónde queda el puente Rialto, la Piazza San Marcos y la ferrovía. Cada puente de Venecia tiene su encanto. Creo que no vi ningún veneciano porque por las calles parece que sólo caminan turistas. Los nombres de las calles en general se refieren a algún santo o santa, o a algún apellido de alguien conocido de Argentina. Ya se siente la cosa argentina en Italia. La plaza San Marcos desborda de gente. La fila para entrar en la iglesia se hace rápido. A quienes tienen musculosa, minifaldas o shorts se les obliga a taparse con unas mantas. Las góndolas son perfectas y dentro de ellas por lo general se ven a orientales paseando por los canales. Subí al observatorio para tener una visión de la ciudad. Luego caminé por el canal principal. Hay muchos africanos vendiendo carteras Louis Vuitton o Dolce&Gabbana truchas. De repente los veo guardar toda la mercadería y huir de unos de los puentes donde se habían asentado. Mirando al otro lado veo a dos carabinieris persiguiéndolos a distancia. Entré al teatro La Fenice, por cierto muy lindo. El teatro se incendió dos veces, la última en 1996. Luego tomé il vaporetto para dar una vuelta por el gran canal. Desde el canal es muy linda la vista del puente Rialto. Llegada la tarde me pedí una pizza con una cerveza y me senté a descansar. Venecia es una ciudad muy pintoresca y colorida. Luego fui a descansar. Mañana domingo parto a Florencia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario