Cerca de las 11am tomé el tren a Fiumicino para tomar el avión que me traería a Palermo. La verdad es que tenía bastante curiosidad de ver la isla donde nacieron los cuatro abuelos por parte de mi papá, como él los llama, la nona Vicenta, el nono Antonio, la nona Cruz y el nono Juan. Los cuatro nacidos en Raffadali, provincia de Agrigento. Pero hoy era el día de Palermo. El avión se demoró un poco por lo que llegué al hostel a las 4pm. Dejé mis cosas y emprendí el giro per Palermo. No había pensado que por ser domingo, y en una ciudad del interior de Italia, todo estaría cerrado. Me costó bastante encontrar un lugar para comer un panino. Fue un plaza a la vuelta del palacio Real donde me senté y además me tomé una cerveza Forst, hecha acá en Palermo. Antes había pasado por i quatro canti, una esquina donde están las estatuas de 4 reyes. El centro histórico de Palermo no es muy limpio. Pasé por la Catedral tomé unas fotos y miré el mapa para ver por donde seguir. De repente en una callecita perdida vi muchas personas y me acerqué a ver que sucedía. En una esquina había un hombre subido a una carroza donde reposaba la Madonna dell´Assunta. Los padres alzaban a sus hijos para que pudieran darle un beso a los pies. En seguida recordé las historias que mi papá contaba sobre la virgen de la Salud. Mi tío abuelo Nino, hermano de mi nona Carlota, había venido a Sicilia a buscar la Virgen de la Salud que hoy se encuentra en una iglesia en Rosario, no recuerdo en cual, creo que en la de su homónimo. Una banda de músicos acompañaban a la procesión. De los balcones de las casas papelitos eran arrojados en señal de acompañamiento. Observé a mi alrededor y me pareció ver a mi tía Sara, a mi nona Carlota, a la tía Pirucha, a Pepe y Mila del kiosquito de al lado de casa, a Pascualina de la panadería 9 de julio…las señoras vestían igual que mi nona y tías. Fue realmente emocionante. Acompañe a la procesión sólo una cuadra. Continué mi recorrido yendo hacia la terraza al mar. Pasé por el jardín botánico y saqué algunas fotos con las montañas por detrás. Junto al mar hay un parque donde muchas familias pasaban la tarde. Parecía una tarde de los años ochenta en el parque Urquiza. Niños remontando barriletes, comiendo pochoclo, perros callejeros dando vueltas, madres retando a los hijos que se alejaban de su lado, parejitas caminando de la mano. En Palermo hay muchos inmigrantes, muchos africanos y árabes, igual que en el resto de las ciudades europeas que he visitado, pero aquí pareciera que se entremezclan mas naturalmente, será por la proximidad de la isla al continente africano. Ha sido un día muy lindo y conmovedor. Caminar por la tierra de mis raíces me provocó una revolución interna, parecía que la sangre corría con más velocidad entre mis venas. Mañana parto a Raffadali. Con qué me encontraré?
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