Tomé el RER pasado el mediodía para ir hacia Versalles. Pasé por la Defense, fue todo lo que me aproximé a ese barrio. París tiene tantas cosas lindas para ver que la Defense no me entusiasmó. El Palacio Real es magnífico, enorme. Mucha gente. La sala de los espejos me fascinó. Los salones, las salas, las antesalas, los cuartos. Y los jardines también. Caminé hasta llegar al lago y me tiré a descansar. Luego fui al petit Trianon, lugar particular de descanso de Marie-Antoniette. Ella era la única que podía permitir el ingreso de las personas, hasta el rey, todos debían pedir permiso. Tenía un teatro particular porque Maria Antonieta tomaba clases de teatro. Habia una granja, plantaciones de verduras, animales y fuentes. Todo un lugar de lazer. Las fotos lo dicen todo.
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